Inicialmente debemos reconocer con certeza que Jesús fue el más grande maestro porque Él era Dios. Y como Creador del hombre, el conocía lo más profundo de su ser.
San Juan 2:24-25 nos dice que aunque muchas personas estaban emocionadas con su presencia y querían seguirlo, «…no necesitaba que nadie le informara nada acerca de los demás, pues él conocía el interior del ser humano.»
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Al mismo tiempo esto es recomfortante, pues Jesús conoce lo más profundo de nuestra naturaleza humana. Y conociendo todo esto, en su infinito amor, Él se dispone a si mismo a enseñarnos sobre las cosas que son verdaderamente importantes.
Su meta para ti y para mi es acercarnos lo más posible a su imagen. Es increíble concebir el hecho de que el Dios de todo el universo quiere que compartamos con Él su gloria y su vida.
Ser adoptados en la familia más rica y amorosa de la tierra no tiene comparasión con lo que Jesús verdaderamente nos ofrece. Es una verdad absoluta – una para vivir o morir – que tenemos un futuro con el que no podríamos ni soñar, ¡es maravilloso!
[quote_right]Él se dispone a si mismo a enseñarnos sobre las cosas que son verdaderamente importantes.[/quote_right]
I Cor. 2:9 «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»
Debemos estar muy agradecidos de que Jesús sabe como enseñarnos. Y debemos creer que Él sabe también como enseñar a todos los niños por lo que somos responsables.