Es evidente la necesidad de enseñar valores a nuestros niños; valores tales como el respeto, el amor, la dignidad, la unión familiar, el trabajo y muchos más. Pero a la vez no se puede olvidar el fundamento de todos los valores, Jesús, el Hijo de Dios. Los valores cobran peso y razón al enseñarlos estudiando la vida, las enseñanzas, la muerte y la resurrección de Jesús. No basta con formar buenas personas si no tienen a Dios como centro de su vida porque de Dios vienen todos los valores y solo Dios hace que los valores permanezcan en nuestras vidas.
La Biblia explica que “Dios es amor” (1 Juan 4:8) y el amor es el valor principal de todos los valores, “porque toda la ley se resume en este solo mandato: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” (Gálatas 5:14). Del amor emana el respeto, la bondad, y todos los demás valores.
Según un reportaje, Albert Einstein dijo: “La maldad es el resultado de lo que pasa cuando el hombre no tiene el amor de Dios presente en su corazón. Es igual a como viene el frio cuando no hay calor o la oscuridad cuando no hay luz.”
La falta de valores vitales con Jesús hace que nuestra sociedad pierda poco a poco el amor de Dios, y a la vez la vida, la seguridad y la paz. Los educadores tienen en sus manos la gran oportunidad de combatir el crimen, la violencia y el odio con las enseñanzas de Jesús para que sus alumnos tengan el amor de Dios en sus corazones.
Este libro está dedicado a su gloria y hecho para el sistema de educación pública, sin promover ninguna religión. Se trata únicamente de la historia de Jesús para que los niños tengan un encuentro personal con Cristo y puedan aplicar los valores de la vida de Jesús.
¡Sin Cristo, los valores no valen!