1 Corintios 1:9. «Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.»
Mateo 22:1-3. «Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos ha venido a ser semejante a un rey que hizo fiesta de bodas para su hijo; y envió a sus esclavos a llamar a los invitados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.»
[frame type=”right” width=”250″ title=”Experimentar y disfrutar la comunión” height=”179″ src=”https://jesusyyo.net/imagenes/comunion2.jpg”]En 1:9 Pablo dice que Dios nos llamó a la comunión de Su Hijo. El significado de dicha comunión es profundo. El Nuevo Testamento asemeja esta comunión a una fiesta de bodas. En los evangelios, el Señor Jesús habla de una fiesta de bodas, a la cual se invita a mucha gente (Mt. 22:1-3; Lc. 14:16-17). A todos se nos ha invitado a una fiesta maravillosa, en la cual disfrutamos diversos manjares. Este disfrute es una participación mutua. Así que, en la comunión del Hijo de Dios tenemos disfrute. Sin embargo, participamos de este disfrute de manera corporativa, y no individual. Al disfrutar juntos de este banquete, tenemos comunión, es decir, participación.
La palabra griega traducida comunión es koinonía. Tener comunión es participar de algo en común. Cuando usted desayuna solo, no tiene comunión, pero cuando viene a una cena donde asisten muchas personas y la disfruta con ellas, usted tiene comunión. Esta comunión es una mutuo disfrute, una coparticipación. La comunión también incluye compañerismo. Siempre que disfrutamos algo con otros, también hay comunicación. Usted se comunica con otros, y viceversa.