1 Corintios 1:9-10 «Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.»
1 Corintios 1:12-13 «Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?»
[frame type=”right” width=”275″ title=”Fuimos llamados a una sola comunión” height=”378″ src=”https://jesusyyo.net/imagenes/comunion6.jpg”]¿No sería maravilloso si todos los cristianos se dieran cuenta de que fueron llamados a esta comunión? No obstante, la actual situación de los cristianos es completamente diferente. Se han introducido muchas cosas que reemplazan a Cristo quien es la única porción de los creyentes; han entrado inclusive cosas demoníacas y satánicas. Pero Dios ha determinado que una persona debe serlo todo en Su economía: Su Hijo, el Señor Jesucristo. Cristo debe ser todas las cosas. Él debe ser la realidad de la iglesia así como de toda doctrina y práctica. La realidad de nuestro bautismo es Cristo, y la substancia de nuestra comunión también es Cristo. ¡Cuán excelente sería la condición de los cristianos si ésta fuera nuestra experiencia!
La actual situación de los creyentes es muy triste, y aun trágica. Los cristianos tienen muchas prácticas, pero carecen de la realidad de Cristo, de Su persona viviente. De ahí que Pablo les expresa en 1 Corintios que es erróneo que dijeran que eran de Pablo, de Apolos, de Cefas o incluso de un Cristo limitado. Esto contradice absolutamente la economía de Dios, pues en ella hay lugar únicamente para Cristo.
A Dios le interesa únicamente Cristo. Entonces, ¿por qué nosotros le damos atención a tantas otras cosas y a tantas otras personas? Algunos creyentes de Corinto le daban mucha atención a Pablo. A ellos él les diría: “¿Por qué se centran en mí? Yo no soy digno de su atención. ¿Por qué algunos de ustedes prefieren a Cefas o a Apolos? Ellos tampoco deberían ser el centro de su atención. Además, tampoco deberían dar énfasis a las prácticas ni a las doctrinas. Ninguna persona, práctica o doctrina debe ser su centro. Su atención debe estar centrada única y exclusivamente en Cristo, a cuya comunión Dios nos llamó”.